viernes, 23 de mayo de 2008

Adversarios y enemigos


"Lejos de crear las condiciones para una forma más madura y consensual de democracia, el hecho de proclamar el fin de la política adversarial produce entonces el efecto exactamente opuesto. Cuando la política se desarrolla en el registro de la moralidad, los antagonismos no pueden adoptar una forma agonista. Efectivamente, cuando los oponentes son definidos en términos morales y no políticos, no pueden ser concebidos como 'adversarios', sino sólo como un 'enemigo'. Con el 'ellos maligno' ningún debate agonista es posible, debe ser erradicado"


(Chantal Mouffe, En torno a lo político, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2007)

Resistiré (de Carlos Toro y Manuel de la Calva)


Cuando pierda todas las partidas

cuando duerma con la soledad

cuando se me cierren las salidas

y la noche no me deje en paz.

Cuando tenga miedo del silencio

cuando cueste mantenerse en pie

cuando se rebelen los recuerdos

y me pongan contra la pared.

Resistiré para seguir viviendo

me volveré de hierro para endurecer la piel

y aunque los vientos de la vida soplen fuerte

soy como el junco que se dobla

pero siempre sigue en pie.

Resistiré para seguir viviendo

soportaré

los golpes y jamás me rendiré

y aunque los sueños se me rompan en pedazos

resistiré, resistiré.

Cuando el mundo pierda toda magia

cuando mi enemigo sea yocuando me apuñale la nostalgia

y no reconozca ni mi voz.

Cuando me amenace la locura

cuando en mi moneda salga cruz

cuando el diablo pase la factura

o si alguna vez me faltas tú.

Resistiré para seguir viviendo

me volveré de hierro para endurecer la piel

y aunque los vientos de la vida soplen fuerte

soy como el junco que se dobla

pero siempre sigue en pie.

Resistiré para seguir viviendo

soportarélos golpes y jamás me rendiré

y aunque los sueños se me rompan en pedazos

resistiré, resistiré.



En el lugar correcto



En el lugar correcto.

revista "Mundo Peronista"

revista "Mundo Peronista", años 50'.

Carta abierta


Carta Abierta – 15/05/08
http://www.cartaabiertaa.blogspot.com/
Este documento fue presentado el martes 15 en la librería Gandhi por una mesa conformada por Horacio Verbitsky, Ricardo Forster, Jaime Sorín y los filósofos Nicolás Casullo, Horacio González, José Pablo Feinmann y el martes 21 por Daniel Filmus ante el Congreso.
Fue firmado por más de 750 intelectuales, entre los que se cuentan además de los nombrados , David Viñas, Norberto Galasso, Noé Jitrik, Eduardo Grüner, Sandra Russo; Eduardo Jozami, y los legisladores, Miguel Angel Pichetto, Adriana Puiggros, Jorge Coscia, Blanca Osuna, Marita Perceval, y Samuel Cabanchik.y muchos más nombres, que por limitaciones de espacio es imposible reproducir.

¨Como en otras circunstancias de nuestra crónica contemporánea, hoy asistimos en nuestro país a una dura confrontación entre sectores económicos, políticos e ideológicos históricamente dominantes y un gobierno democrático que intenta determinadas reformas en la distribución de la renta y estrategias de intervención en la economía. La oposición a las retenciones –comprensible objeto de litigio– dio lugar a alianzas que llegaron a enarbolar la amenaza del hambre para el resto de la sociedad y agitaron cuestionamientos hacia el derecho y el poder político constitucional que tiene el gobierno de Cristina Fernández para efectivizar sus programas de acción, a cuatro meses de ser elegido por la mayoría de la sociedad. Un clima destituyente se ha instalado, que ha sido considerado con la categoría de golpismo. No, quizás, en el sentido más clásico del aliento a alguna forma más o menos violenta de interrupción del orden institucional. Pero no hay duda de que muchos de los argumentos que se oyeron en estas semanas tienen parecidos ostensibles con los que en el pasado justificaron ese tipo de intervenciones, y sobre todo un muy reconocible desprecio por la legitimidad gubernamental.
Esta atmósfera política, que trasciende el “tema del agro”, ha movilizado a integrantes de los mundos políticos e intelectuales, preocupados por la suerte de una democracia a la que aquellos sectores buscan limitar y domesticar. La inquietud es compartida por franjas heterogéneas de la sociedad que más allá de acuerdos y desacuerdos con las decisiones del Gobierno consideran que, en los últimos años, se volvieron a abrir los canales de lo político. No ya entendido desde las lógicas de la pura gestión y de saberes tecnocráticos al servicio del mercado, sino como escenario del debate de ideas y de la confrontación entre modelos distintos de país. Y, fundamentalmente, reabriendo la relación entre política, Estado, democracia y conflicto como núcleo de una sociedad que desea avanzar hacia horizontes de más justicia y mayor equidad.
Desde 2003 las políticas gubernamentales incluyeron un debate que involucra a la historia, a la persistencia en nosotros del pasado y sus relaciones con los giros y actitudes del presente.
Un debate por las herencias y las biografías económicas, sociales, culturales y militantes que tiene como uno de sus puntos centrales la cuestión de la memoria articulada en la política de derechos humanos y que transita las tensiones y conflictos de la experiencia histórica, indesligable de los modos de posicionarse comprensivamente delante de cada problema que hoy está en juego.
En la actual confrontación alrededor de la política de retenciones jugaron y juegan un papel fundamental los medios masivos de comunicación más concentrados, tanto audiovisuales como gráficos, de altísimos alcances de audiencia, que estructuran diariamente “la realidad” de los hechos, que generan «el sentido» y las interpretaciones y definen “la verdad” sobre actores sociales y políticos desde variables interesadas que exceden la pura búsqueda de impacto y el rating. Medios que gestan la distorsión de lo que ocurre, difunden el prejuicio y el racismo más silvestre y espontáneo, sin la responsabilidad por explicar, por informar adecuadamente ni por reflexionar con ponderación las mismas circunstancias conflictivas y críticas sobre las que operan.
Esta práctica de auténtica barbarie política diaria, de desinformación y discriminación, consiste en la gestación permanente de mensajes conformadores de una conciencia colectiva reactiva.
Privatizan las conciencias con un sentido común ciego, iletrado, impresionista, inmediatista, parcial. Alimentan una opinión pública de perfil antipolítica, desacreditadora de un Estado democráticamente interventor en la lucha de intereses sociales. La reacción de los grandes medios ante el Observatorio de la discriminación en radio y televisión muestra a las claras un desprecio fundamental por el debate público y la efectiva libertad de información. Se ha visto amenaza totalitaria allí donde la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA llamaba a un trato respetuoso y equilibrado del conflicto social.
En este nuevo escenario político resulta imprescindible tomar conciencia no sólo de la preponderancia que adquiere la dimensión comunicacional y periodística en su acción diaria, sino también de la importancia de librar, en sentido plenamente político en su amplitud, una batalla cultural al respecto. Tomar conciencia de nuestro lugar en esta contienda desde las ciencias, la política, el arte, la información, la literatura, la acción social, los derechos humanos, los problemas de género, oponiendo a los poderes de la dominación la pluralidad de un espacio político intelectual lúcido en sus argumentos democráticos.
Se trata de una recuperación de la palabra crítica en todos los planos de las prácticas y en el interior de una escena social dominada por la retórica de los medios de comunicación y la derecha ideológica de mercado. De la recuperación de una palabra crítica que comprenda la dimensión de los conflictos nacionales y latinoamericanos, que señale las contradicciones centrales que están en juego, pero sobre todo que crea imprescindible volver a articular una relación entre mundos intelectuales y sociales con la realidad política. Es necesario crear nuevos lenguajes, abrir los espacios de actuación y de interpelación indispensables, discutir y participar en la lenta constitución de un nuevo y complejo sujeto político popular, a partir de concretas rupturas con el modelo neoliberal de país. La relación entre la realidad política y el mundo intelectual no ha sido especialmente alentada desde el gobierno nacional y las políticas estatales no han considerado la importancia, complejidad y carácter político que tiene la producción cultural.
En una situación global de creciente autonomía de los actores del proceso de producción de símbolos sociales, ideas e ideologías, se producen abusivas lógicas massmediáticas que redefinen todos los aspectos de la vida social, así como las operaciones de las estéticas de masas reconvirtiendo y sojuzgando los mundos de lo social, de lo político, del arte, de los saberes y conocimientos. Son sociedades cuya complejidad política y cultural exige, en la defensa de posturas, creencias y proyectos democráticos y populares, una decisiva intervención intelectual, comunicacional, informativa y estética en el plano de los imaginarios sociales.
Esta problemática es decisiva no sólo en nuestro país, sino en el actual Brasil de Lula, en la Bolivia de Evo Morales, en el Ecuador de Correa, en la Venezuela de Chávez, en el Chile de Bachelet, donde abundan documentos, estudios y evidencias sobre el papel determinante que asume la contienda cultural y comunicativa y las denuncias contra los medios en manos de los grupos de mercado más concentrados. Es también en esta confrontación, que se extiende al campo de la lucha sobre las narraciones acerca de las historias latinoamericanas, donde hoy se está jugando la suerte futura de varios gobiernos que son jaqueados y deslegitimados por sus no alineamientos económicos con las recetas hegemónicas y por sus «desobediencias» políticas con respecto a lo que propone Estados Unidos.
Reconociendo los inesperados giros de las confrontaciones que vienen sucediéndose en esta excepcional edad democrática y popular de América latina desde comienzos de siglo XXI, vemos entonces la significación que adquiere la reflexión crítica en relación con las vicisitudes entre Estado, sociedad y mercado globalizado. Uno de los puntos débiles de los gobiernos latinoamericanos, incluido el de Cristina Fernández, es que no asumen la urgente tarea de construir una política a la altura de los desafíos diarios de esta época, que tenga como horizonte lo político emancipatorio.
Porque no se trata de proponer un giro de precisión académica a los problemas, sino de una exigencia de pasaje a la política, en un tiempo argentino en el que se vuelven a discutir cuestiones esenciales que atraviesan nuestras prácticas. Pasaje hacia la política que nos confronta con las dimensiones de la justicia, la igualdad, la democratización social y la producción de nuevas formas simbólicas que sean capaces de expresar las transformaciones de la época. En este sentido es que visualizamos la originalidad de lo que está ocurriendo en América latina (más allá de las diferencias que existen entre los distintos proyectos nacionales) y los peligros a los que nos enfrentamos, peligros claramente restauracionistas de una lógica neoliberal hegemónica durante los años noventa.
Teniendo en cuenta esta escena de nuestra actualidad, nuestro propósito es aportar a una fuerte intervención política –donde el campo intelectual, informativo, científico, artístico y político juega un rol de decisiva importancia– en el sentido de una democratización, profundización y renovación del campo de los grandes debates públicos. Estratégicamente se trata de sumar formas políticas que ayuden a fecundar una forma más amplia y participativa de debatir.
Nos interesa pues encontrar alternativas emancipadoras en los lenguajes, en las formas de organización, en los modos de intervención en lo social desde el Estado y desde el llano, alternativas que puedan confrontar con las apetencias de los poderes conservadores y reactivos que resisten todo cambio real. Pero también que pueda discutir y proponer opciones conducentes con respecto a los no siempre felices modos de construcción política del propio gobierno democrático: a las ausencias de mediaciones imprescindibles, a las soledades enunciativas, a las políticas definidas sin la conveniente y necesaria participación de los ciudadanos. Una nueva época democrática, nacional y popular es una realidad de conflictos cotidianos, y precisa desplegar las voces en un vasto campo de lucha, confiar, alentar e interactuar.
En este sentido, sentimos que las carencias que muchas veces muestra el Gobierno para enfocar y comprender los vínculos, indispensables, con campos sociales que no se componen exclusivamente por aquellos sectores a los que está acostumbrado a interpelar, no posibilitan generar una dinámica de encuentro y diálogo recreador de lo democrático-popular. Creemos indispensable señalar los límites y retrasos del Gobierno en aplicar políticas redistributivas de clara reforma social. Pero al mismo tiempo reconocemos y destacamos su indiscutible responsabilidad y firmeza al instalar tales cuestiones redistributivas como núcleo de los debates y de la acción política desde el poder real que ejerce y conduce al país (no desde la mera teoría), situando tal tema como centro neurálgico del conflicto contra sectores concentrados del poder económico.
Todo lo expresado y resumido da pie a la necesidad de creación de un espacio político plural de debate que nos reúna y nos permita actuar colectivamente. Experiencia que se instituye como espacio de intercambio de ideas, tareas y proyectos, que aspira a formas concretas de encuentro, de reflexión, organización y acción democrática con el Gobierno y con organizaciones populares para trabajar mancomunadamente, sin perder como espacio autonomía ni identidad propia. Un espacio signado por la urgencia de la coyuntura, la vocación por la política y la perseverante pregunta por los modos contemporáneos de la emancipación¨.

Necesidad del trabajo

"El ejemplo de Estados Unidos demuestra también -en lugar de desmentirlo- otro punto de vista, a saber: que el sistema productivo -incluyendo esta vez más claramente la producción de servicio y considerando los contratos más diversos que hoy se acuerdan- reparte por sí mismo de manera poco satisfactoria, reparte peor que ayer los ingresos."


(Jean-Ives Calvez, Necesidad del trabajo. ¿Desaparición o redefinición de un valor?, Ed. Losada, Buenos Aires, 1999)

El que non ha dineros non es de si señor

"' Sea un ome nescio et rudo labrador,
Los dineros le fasen hidalgo é sabidor,
Quanto mas algo tiene, tanto es mas de valor,
El que non ha dineros non es de si señor' "

(Rodolfo Puiggrós, La España que conquistó el nuevo mundo, Editorial Altamira, Buenos Aires, 2005)

Palabras para Julia

PALABRAS PARA JULIA(José Agustín Goitisolo)
Tú no puedes volver atrásporque la vida ya te empuja
como un aullido interminable.
Hija mía es mejor vivir con la alegría de los hombres
que llorar ante un muro ciego.
Te sentirás acorralada te sentirás perdida y sola
tal vez querrás no haber nacido.
Yo sé muy bien que te dirán que la vida no tiene objeto
que es un asunto desgraciado.
Entonces siempre acuérdate de lo que un día yo escribí
pensando en tí como ahora pienso.
Un hombre sólo una mujer así tomados de uno en uno son como polvo no son nada.
Pero cuando yo te hablo a tícuando
te escribo estas palabras pienso también en otros hombres.
Tu destino está en los demás
tu futuro es tu propia vida tu dignidad es la de todos.
Otros esperan que resistasque les ayude
tu alegría tu canción entre sus canciones.
Entonces siempre acuérdate de lo que un día yo
escribí pensando en tí como ahora pienso.
Nunca te entregues ni te apartes junto al camino nunca digas
no puedo más y aquí me quedo.
La vida es bella ya verás como a pesar de los pesares
tendrás amor tendrás amigos.
Por lo demás no hay elección y este mundo tal como es será todo tu patrimonio.
Perdóname no sé decirte nada más
pero tú comprende que yo aún estoy en el camino.
Y siempre acuérdate de lo que un día yo escribí pensando en tí como ahora pienso.

Escuchar versión Liliana Herrero en

http://www.youtube.com/watch?v=6yAtVrV34eU

Balcanización hispanoamericana

"Concluida la guerra de la independencia, el 9 de noviembre de 1824, en la batalla de Ayacucho, asesinado su artífice, el joven Mariscal don José Antonio de Sucre, se produjo la balcanización de las repúblicas hispanoamericanas, obra de la diplomacia británica, y la complicidad, de las burguesías comerciales, de las ciudades puerto importadoras y sus hombres de paja"


(Luis Alberto Terroba, La constitución Nacional de 1949. Una causa nacional, Ediciones del Pilar, Buenos Aires, 2003)

Mi mensaje


" La oligarquía que nos explotó miles de años en el mundo tratará siempre de vencernos.
Con ellos no nos entenderemos nunca porque lo único que ellos quieren es lo único que nosotros no podremos darle jamás: nuestra libertad."
(Eva Perón, "Una sola clase" en Mi mensaje, Ediciones del Mundo, Buenos Aires, 1987)

La buena literatura, según Chesterton

"La primera utilidad de la buena literatura reside en que impide que un hombre sea puramente moderno"
(G. K. Chesterton, "Sobre la literatura" en El Hombre Común, Ediciones Lohlé -Lumien, Buenos Aires, 1996)

Autopsia de Creso




"De tal suerte vimos cómo el guerrero Ayax, bajo la tiranía del Hombrecito Económico, desprestigiaba su acero y ofendía sus laureles en tristes funciones de 'policía interna' que a menudo lo llevaron al fraticidio"
(Leopoldo Marechal, "Autopsia de Creso", Cuadernos de Navegación, Emecé Editores, Buenos Aires, 1995)
La imagen es una gentileza del DG Ariel Tancredi


Carta a Magdalena Ruíz Guiñazú del 28 de marzo 2008 (enviada por correo electrónico a radio continental)

Estimada Magdalena:
Acabo de escuchar en su programa el final de un reportaje que le hacía al diputado Agustín Rossi. Honestamente, es probable que haya escuchado mal, que el hecho de estar saliendo de la ducha y haberme perdido el comienzo de la nota me haya hecho confundir. Porque, de no ser así, la escuché a Ud. exigirle al Diputado que manifestara su repudio a la violencia de D’Elia, haciendo hincapié en eso. (Si entendí mal, le pido disculpas anticipadas. Sin embargo, quisiera compartir con Ud. las reflexiones que tal cosa suscitó en mí).
1- La primera, le confieso que me resultó un poco violento que Ud. le exigiera a un Diputado de la Nación (como a cualquier ciudadano, sólo que en este caso este ciudadano ha sido votado para representar los intereses de sus votantes) que tome una posición política que Ud. considera apropiada, y él no. Más allá de lo que yo opine del tema, creo profundamente en la libertad de pensar cada cual a su modo.
2- Desde que comenzó este conflicto (o debería decir, desde que se inició el paro agropecuario, puesto que el conflicto nació con la Argentina hace 200 años) vengo escuchando en diversos medios de comunicación manifestaciones de repudio a la violencia de D’Elía, que, como principio, comparto. Sin embargo, creo que el tema merece un análisis un poco más completo.
3- Lo que no he escuchado prácticamente (salvo en boca del propio D’Elía y algún que otro dirigente oficialista), al menos en los medios a los que tengo acceso, es un repudio a la violencia estructural que hay en este país. Lo que hoy reflejan mayoritariamente los medios me hace acordar a la teoría de Los Dos Demonios de Alfonsín. Pareciera que acá hay dos bandos con reclamos que se enfrentan: unos con la metodología de la gente educada y civilizada (la “gente”), los otros con una violencia propia de sicarios pagos por el gobierno (que, a la sazón, son los “piqueteros”, que no son “gente”, puesto que muchos cronistas relatan “la gente fue corrida por los piqueteros”, que además, curiosamente, no están haciendo los actuales piquetes).Como comunicadora sabe Ud. muy bien que jamás el lenguaje es neutro.
4- ¿No es acaso violento que sólo menos de 7.000 argentinos sean los dueños de más del 49 % de la superficie productiva del país? (Censo agropecuario 2002). Si no fuera porque parece que es una antigüedad poco racional hablar de historia y hacer memoria, creo que sería interesante investigar los mecanismos violentos mediante los cuales estos grupos se apoderaron de esos grandes latifundios y su renta (con la cual se han seguido empoderando hasta hoy). Otro es el problema de los pequeños productores que se agrupan en la Federación Agraria y que, a mi juicio, su quizá justo reclamo, mal encausado, los pone en situación de rehenes (como lo son con los arrendamientos y otras medidas coercitivas) de los más poderosos.
5- ¿No es violento el piquete agropecuario que corta la ruta, violando por lo menos un derecho constitucional, —Art. 14— e impidiendo que transiten los camiones con alimentos para saciar el hambre de la mayoría de los habitantes pobres ( y de clase media) de la Nación, lo cual no solo es vejatorio de varios derechos establecidos por la legislación argentina, sino también de derechos humanos básicos de rango internacional a los cuales la Argentina suscribió en la reforma constitucional del 94 y de los que Ud. ha sido una activa defensora?
6- El miércoles estuve en plaza de Mayo. Nadie me pagó ni me obligó a concurrir, ni soy un “parapolicial” del gobierno. (Según algunos medios, parece que el piquete campero es “voluntario” y “espontáneo”, y a los que apoyamos al gobierno nos llevan y nos traen de la nariz a cambio de un chori, que, dicho sea de paso, nadie me dio y que hubiera aceptado de buen grado porque era tarde y tenía hambre). Tuve la necesidad cívica de acercarme con otros compañeros, al salir de mi trabajo, para manifestar mi rechazo a la, según mi humilde juicio, irracional, violenta y patoteril medida impuesta por los agropecuarios. Incluso pasé varias veces a escasos metros de D’Elía. Mientras esto acontecía, mi marido, que estaba en La Plata mirando televisión, lo mismo que una amiga, me enviaban mensajes desesperados para saber cómo estaba, ¡ya que veían por la tele imágenes en las cuales los D’Elía, aparentemente, le pegaba a un manifestante! Y por la manera en que lo transmitían, los espectadores incautos creían que eso estaba sucediendo en ese momento y en ese lugar. (según posteriores reconstrucciones que hicimos, algo de eso ocurrió horas antes en el obelisco, pero no me consta) ¿No es violento editar así la información? Incluso, pude ver cómo las cámaras sólo tomaban imágenes de D’Elía, sin enfocar a nadie más, como la maestra que me acompañaba, ni la periodista, ni el estudiante de Ciencias Económicas, ni la abogada y docente de la UBA, ni a mí misma, que soy universitaria, y trabajo en una oficina pública. ¿Será porque nuestra apariencia exterior daba más civilizada, más pacífica, más “cacerola” que piquete y no convenía mostrar eso? De este modo daba la impresión que el único apoyo que tiene este gobierno es el de piqueteros “violentos” como D’ Elía y no de muchos, miles, millones de ciudadanos de toda procedencia social y diferente ideología. (Junto a nosotros, un cronista de televisión relataba al aire la escena presente diciendo: “acá sólo hay piqueteros con palos”. Una compañera que se sintió violentada por esa mentira descarada lo increpó pidiéndole que no mintiera. A continuación, causalmente, esta compañera, que es una señora grande aunque muy aguerrida, resultó enroscada por el cable de la cámara hasta casi caer al piso. Quizá me equivoque, pero no sé por qué, el hecho me resultó violento).
7-¿No es violento que en una tierra rica en recursos naturales y alimentos haya chicos desnutridos? ¿No es violento que por el paro agropecuario pueda haber desabastecimiento y los alimentos básicos suban a precios inalcanzables mientras se sigue exportando para alimentar a chinos y europeos para ganar más y más? Es una violencia de las más crueles, porque es como cuando un adulto abusa de un menor, como cuando un policía mata a un pibe desarmado y todos nos escandalizamos (con razón) porque es la violencia del que tiene, del fuerte, contra el débil.
8- ¿No es violento que en todos los países desarrollados y capitalistas que tanto admiramos el sistema fiscal y la planificación del Estado (que somos todos, no el Gobierno, que es circunstancial) se fundan en leyes y políticas que retienen de las grandes rentas de los sectores más ricos para distribuir los ingresos y así construyen sociedad y justicia social y acá, cuando un gobierno tiene el coraje, casi por primera vez en la historia (lo intentó Artigas, y así le fue; lo propuso Moreno y terminó en el fondo del océano, a Yrigoyen lo voltearon, lo hizo Perón y lo echaron con bombas y sangre) y la legitimidad que le otorga, en un sistema democrático y republicano, el voto soberano del pueblo (no son consignas, son derechos constitucionales) para tomar medidas en ese sentido se produzca una reacción tan virulenta, tan violenta?
Uno puede estar de acuerdo o no, es su derecho. A nadie le gusta ganar menos. Uno puede ser crítico de muchas políticas, puede no gustarle el estilo de una Presidenta, puede reclamar, puede pelear por lo que considera su derecho. Gracias a la democracia podemos hacerlo todos. Lo curioso es que nos moleste tanto la metodología de los piqueteros pobres (que nacieron reclamando por trabajo, alimentos, dignidad—derechos humanos básicos—) y no moleste la metodología —imitada, robada— de los que reclaman mayor rentabilidad. Unos piden que sus hijos puedan, al menos, hacer la primaria (derecho a la educación). Los otros dicen tener problemas para pagar el departamento de los pibes que van a estudiar a Buenos Aires. Unos quieren, al menos, ser considerados “gente”. Los otros, “propietarios” (respeto a la propiedad, pero negación del derecho a la vida, el trabajo, la vivienda, el valor del voto, etc, de los otros). Yo creo que todos los pibes deben tener derecho a estudiar en la universidad si lo desean, a vestirse, a divertirse, a tener una vivienda digna, salud, paz, en fin. No estoy inventando la pólvora ni reclamando la reforma agraria ni la revolución.
9- Le recomiendo, como gran lectora que es, la relectura (porque estoy segura que lo ha leído) de Chesterton (un autor inglés y católico, ningún ideólogo peronista ni marxista) cuando en El Hombre Común explica el proceso de la reacción, el concepto de reaccionario, reinterpretándolo de su acepción vulgar. ¿No es lógico que un dirigente como D’Elía (cuyos métodos puedo no compartir, pero sí comprender) reaccione en defensa de los intereses que representa? ¿O solo es legítima la defensa de intereses de los terratenientes? Parece que cuando los pobres defienden sus intereses, incluso a los golpes, son violentos que deberían estar presos. Parece que cuando lo hacen los estancieros (incluso impidiendo el paso de ambulancias y de alimentos, que son golpes sobre la dignidad y los derechos de todos los argentinos), son justos reclamos que el gobierno debe no sólo atender, sino conceder. (Resignando, de este modo, el cumplimiento de su obligación de gobernar para el conjunto y no sólo para un sector y el deber de responder a la demanda de sus votantes, que le delegamos el poder para que hiciera, precisamente, lo que está haciendo y que anunció en su campaña).
10- ¿No es violento que importantes dirigentes políticos aparezcan continuamente en la televisión, la radio y los diarios convocando a la “gente” a reaccionar [contra] y resistir a este gobierno como tal (no ya a una medida, pues el conflicto de las retenciones fue superado por el conflicto entre modelos de país), como si fuera una dictadura y no un gobierno que llegó al poder porque la mayoría lo votamos? Los mismos dirigentes que claman por el respeto a las instituciones ¿no consideran la institución del voto lo suficientemente democrática? ¿O es que se pretende un voto calificado? ¿O es que un voto “ilustrado” vale más que un voto “piquetero de D’Elía” o de otros como él, que no son “piqueteros agropecuarios”? ¿O es que el Dip. Rossi debe repudiar públicamente a D’Elía porque Ud. considera que su conducta es repudiable? (repudiar, según la RAE, es rechazar algo, no aceptarlo). Creo que Rossi tiene todo el derecho de aceptar a D’Elía si así le place y si fuera el caso (le repito, no escuché qué decía Rossi en la entrevista y quizá esté equivocada en mi interpretación, ya que sólo la escuché a Ud. exigiendo que manifestara su repudio), al igual que Ud. tiene todo el derecho de no aceptarlo. (A mi no me gusta Macri ni me gusta Carrió. No me gustó el menemismo ni De la Rúa, gobiernos de los cuales estos dirigentes formaron parte. Pero el voto popular los legitimó y me los aguanté. No protesté contra el corralito, no sólo porque no tenía ahorros que defender, sino porque me pareció más apremiante protestar por el tendal de muertos que acompañó la huida de De la Rúa y por los muertos de hambre que nos dejó Menem).
11- ¿No es violento recibir de remitentes desconocidos, como me ocurrió el miércoles, mensajes de texto con consignas tales como “echemos a la perra montonera”? ¿O recibir correos electrónicos, también de destinatarios que se esconden en el cobarde anonimato, varias horas antes del discurso de la Presidenta del martes pasado, con un cronograma de 3 páginas de todos los cortes de ruta planificados en el país y después escuchar que esta reacción ha sido espontánea? Yo mandé correos y mensajes de apoyo a la Presidenta, firmados con mi nombre y apellido. El que los recibe tiene todo el derecho de mandarme al diablo si no le gusta.

Coincido con Ud. Magdalena. Repudio la violencia con todo el corazón. Me subleva, me provoca miedo, me indigna. No quiero que mi hijo siga creciendo en un país violento, no quiero que mi hijo crea que el único modo de construir paz y justicia sea a los golpes (aunque me asustan menos los golpes de palos que los golpes de Estado fusiladores). Que le parezca natural que chicos más chicos que él deambulen mendigando por la calle o fumando paco. En cambio, quiero que le resulte normal que sus padres hagamos enormes esfuerzos por pagar nuestros impuestos (que consideramos legítimos, aunque igual nos duela el bolsillo) y no se nos ocurre salir a protestar porque eso nos impide cambiar el coche. Tenemos un techo, ropa, libros, obra social, aportes jubilatorios, acceso a la salud, vamos al cine y comemos todos los días. Hace seis años no teníamos todo eso. Fuimos educados en escuelas y universidades públicas, al igual que nuestros padres e incluso que mis abuelos, pobres inmigrantes rusos y polacos. Podemos vivir con nuestro modelo 87, le explico, pero que para que su escuela (que es pública) se sostenga y puedan ir todos los chicos, hay que hacer el esfuerzo. Para que la empleada doméstica que viene a ayudarnos en casa una vez a la semana se pueda jubilar hay que tenerla en blanco (aunque cueste más caro). Que la cultura del consumo que muchos medios (no es su caso) nos imponen es nefasta, genera exclusión, resentimiento y violencia. Que gracias a las políticas de los últimos años, y al esfuerzo de muchos argentinos asalariados de clase media que pagamos impuestos (porque es nuestro deber como ciudadanos y porque podemos hacerlo, al igual que los productores), la villa miseria que estaba a diez cuadras de mi casa hoy es un barrio con chalecitos muy lindos, pero que todavía hay demasiadas villas y muy pocos Puerto Madero. Que es mejor construir solidaridad con los que menos tienen, paz con los que son violentados (y no violentos, no es lo mismo) y luchar por lo que creemos justo.
Por eso, cuando tenía 16 o 17 años y estuvo en peligro el gobierno constitucional de Alfonsín, fui a apoyarlo a la Plaza. Nunca me gustó Alfonsín y no compartí sus políticas, pero por encima de eso estaba para mí la constitucionalidad, la legitimidad de su gobierno, la democracia. Por eso, cuando puedo, voy a las marchas por López y si repudio a quienes lo secuestraron dos veces y le reclamo, pacíficamente, a las autoridades por su aparición con vida (no me he cruzado en ninguna de esas movilizaciones con nadie de la Sociedad Rural, dicho sea de paso. ¿Será que los albañiles de Los Hornos no son “gente”?). Y por eso ahora, nos guste o no este gobierno (que en mi caso apoyo hoy más que nunca, incluso desde una posición crítica muchas veces), creo que hay que sostenerlo del peligro de un golpe económico fomentado por la avaricia de unos pocos y el error de cálculo de otros.
Por último, le pido disculpas por la extensión de mi carta. Algunos, cuando nos sentimos violentados, podemos canalizarlo por medio del diálogo y la palabra, entre otras cosas porque hemos tenido acceso a cierto capital cultural. Pero para que todos podamos expresar nuestras opiniones políticas por medios pacíficos hace falta que haya una distribución más justa del ingreso y eso es: más trabajo, más vivienda, más educación, más alimentos. Considero que somos responsables, todos, de que esa situación cambie. Somos ciudadanos (derechos + obligaciones) de una Nación, somos parte de una sociedad, si queremos tener nuestra parte de la torta, tenemos que poner algún ingrediente. Yo creo que este gobierno está generando la oportunidad de que eso sea posible. Ud. puede pensar muy distinto. Yo soy una simple ciudadana y Ud. una excelente periodista. Y las dos podemos expresarnos, igual que Rossi e igual que D’Elía.

Algunas preguntas sobre los dueños del país



Algunas preguntas que me hago, quizá un poco ingenuas, quizá muy básicas, ustedes dirán…

Supongamos que fuera cierto que el Gobierno hizo todo mal, no sólo con respecto al conflicto con los sectores agrarios, (“el campo”) sino con todo…

¿Por qué más del 45 % de los ciudadanos lo votaron? ¿Hay que poner voto calificado? ¿Cómo se haría? ¿Quiénes tendrían derecho a votar?


Supongamos que el reclamo del campo respecto a las retenciones móviles fuera correcto.
¿La medida de fuerza (lock out de más de 20 días, desabastecimiento y corte de numerosas rutas nacionales) es adecuada?

Supongamos que otros sectores con demandas y reclamos emularan al campo.

¿Qué pasaría si los maestros pararan un mes? ¿Saldríamos a apoyarlos? ¿Nos preocuparía la situación de nuestros hijos? ¿Nos preocuparía la de los millones de pibes que se quedan sin escuela? ¿Nos hemos puesto a pensar la situación salarial de los docentes con relación a los ingresos de un productor agropecuario chico?¿ Sabemos cuántos comedores escolares se hubieran abastecido con los alimentos que “el campo” dejó podrirse en las rutas?
¿Los padres que mandan a sus hijos a escuelas privadas que aumentan la cuota recorrerán los canales de televisión exigiéndole al Gobierno que intervenga o, tal como muchos han hecho con el conflicto agrario, saldrán a putear al Gobierno exigiéndole que deje producir en paz a las empresas educativas que generan tantos puestos de trabajo?

¿Qué pasaría en la ciudad de Buenos Aires si los subtes pararan 20 días? ¿Y si la medida fuera impuesta por el sector patronal en reclamo de mayores subsidios del Estado o para aumentar el boleto? ¿Los apoyaríamos? ¿Saldríamos a cacerolear en reclamo de mayor estímulo a la industria del transporte que genera tantos puestos de trabajo?

Supongamos que los médicos de los hospitales públicos y privados pararan un mes. (con todas las complejidades y diferencias que existen en el sector de la salud, al igual que en el campo), o la industria farmacéutica no produjera más penicilina en demanda de rebajas impositivas, o que nos cortaran (a los privilegiados que tenemos) la provisión de gas, luz y agua potable, en demanda de aumento de tarifas…¿Nos parecería que el malestar que la carencia de servicios es causado por el Gobierno o quizá tendríamos un poquitín de bronca contra las empresas prestatarias?

Supongamos que el Gobierno diera marcha atrás. ¿Recuperaríamos una idílica paz social y el campo sus ganancias o en un par de meses iría por más ese u otro sector? ¿Estaría traicionando a sus votantes? ¿Estaría co-gobernando con las “cuatro entidades”? (a propósito, cada vez que escucho lo de las cuatro entidades, pienso en ciencia ficción, en P. Dickc, etc). ¿Por qué no debería co-gobernar con los campesinos del Chaco? ¿O con los judiciales? ¿O con la CGT? ¿O con la CTA? ¿O con la UIA?

Supongamos que el pensamiento del Gobierno es antiguo y atrasa, y que hubiera que olvidar la historia argentina… ¿seríamos capaces de imaginar el futuro de paz y justicia a los que este tipo de procesos nos conducen? ¿Un país gobernado por el que tiene más fuerza para imponer su demanda, no por quien vota la mayoría del pueblo (¡uy! ¡Perdón! La mayoría de la gente)? ¿Un país que cambia sus reglas cada vez que un sector tiene el suficiente poder para imponerse? ¿Cómo sería?

Humildemente, creo que sería bastante parecido al país de Videla y Martínez de Hoz, más moderno y con un discurso aggiornado, desde ya.


(la imagen es una gentileza del DG Ariel Tancredi)