domingo, 20 de julio de 2008

Entonces, como ahora, no importa que ladren


No se dan cuenta de que aquí, en nuestro país, decir "oposición" significa todavía decir "oligarquía"... Y eso vale como si dijésemos "enemigos del pueblo".
Desearía que cada peronista se grabase este concepto en lo más íntimo del alma; porque eso es fundamental para el movimiento.
¡Nada de la oligarquía puede ser bueno!
No digo que pueda haber algún oligarca que haga alguna cosa buena... Es difícil que eso ocurra, pero si ocurriera creo que sería por equivocación. ¡Convendría avisarle que se está haciendo peronista!
Y conste que cuando hablo de oligarquía me refiero a todos los que en 1946 se opusieron a Perón: conservadores, radicales, socialistas y comunistas. Todos votaron por la Argentina del viejo régimen oligárquico, entregador y vendepatria.
De ese pecado no se redimirán jamás.
Mucha gente del extranjero no entiende a veces que Perón sea tan absoluto en su decisión irrevocable de trabajar con su propio partido y que ataque siempre y aun a veces duramente a sus adversarios.
Acostumbrados a la política de "colaboración" (¿) que en otros países es casi una costumbre, no se entiende nuestra división rotunda y terminante.
Muchos ignoran cuántas veces Perón invitó a sus enemigos a colaborar honradamente.
Yo sé que los llamó sinceramente.
Pero yo también sé que los llamó sin ninguna esperanza.
Él los conoce antes que yo y aun más que yo.
Son incapaces para la generosidad. No piensan más que en sí mismos.
La Patria para ellos fue siempre un nombre ¡el nombre de una mercadería que se vende al que pague más!
(Eva Perón, "No importa que ladren", en La Razón de mi vida, Ediciones Peuser, Buenos Aires, 1951)

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